miércoles, 28 de octubre de 2009

Prueba de sonido

Participé en este evento invitado por Omar Obdulio Peña Forty, y como no hubo otro medio que lo reseñara me encargué de escribir esta nota y tomar algunas fotos para el récord.


"Prueba de sonido" fueron dos noches de "conversación sonora" organizadas por Omar Obdulio Peña Forty en el segundo piso de un edificio en la calle San Francisco del Viejo San Juan.

Después de pasar por varios cubículos y recámaras con poca iluminación, entraron al cuarto seleccionado por Omar Obdulio para hacer la prueba. Allí se sentaron en un piso alfombrado y abrieron las computadoras, conectaron los monitores y demás parafernalia sonora:


Omar Obdulio Peña Forty

samplers, radio a.m/f.m, mixer, grabadora de caset y amplificador. El salón estaba casi oscuro, la única fuente de luz era la proveniente del monitor de las laptops y la de dos pequeñas lámparas.

La primera noche fue el sábado 22 de agosto y participaron Omar Obdulio Peña Forty, Elveen González Colins, y Joel Cintrón Arbasetti (quien escribe esta nota) frente a un público de dos o tres personas.

La dinámica de la conversación:

Fue una sesión improvisada ininterrumpida. Antes de comenzar acordaron tocar 15 minutos en grupo y posteriormente una pieza en solitario de 10 minutos cada uno. Para finalizar volvieron a tocar en grupo otros 15 minutos. Durante la sesión no hubo comunicación verbal ni visual alguna (que tuviese relación con el sonido) y la transición de una pieza a otra se dio sin intervalos de silencio.

Elveen González fue el primero en tocar solo y su intervención fue tal vez la más musical. Se oían beats de hip hop, pianos y vientos de jazz. Joel Cintrón Arbasetti creó y procesó un loop con parte del sonido ambiental del tren urbano, grabado con el micrófono de su laptop en un viaje de la Estación del Sagrado
Corazón hasta Río Piedras.


Omar Obdulio utilizó un controlador midi, el programa Reason y las frecuencias que capturó aleatoriamente con un pequeño radio a.m/f.m que encontró en el lugar.

La segunda noche fue el martes 25 de agosto. A esta sesión se añadió Joane M. Meléndez Figueroa y el público creció de dos o tres a por lo menos 12 personas. Joanne Meléndez fue la única en utilizar un equipo completamente análogo: grabadoras y reproductoras de caset, un mixer y un amplificador de guitarra. En cada una de las cintas había un loop de ruido diferente sonando al mismo tiempo y con otro aparato Joanne controlaba la velocidad de cada uno. El sonido de la mayoría de sus muestras era tremendamente grave y producía un ruido de textura áspera, similar a un taladro hidráulico cuando su punta está chocando contra una acera de cemento.

Las dos noches la sesión fluyó con mucha naturalidad en todo momento, sin percances técnicos significantes y sin desfases. En la sesión en grupo los participantes lograron acoplarse sin perder sus respectivas particularidades sonoras.















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