Jueves 13 de agosto de 2009 (una semana antes del motín)
Un show de punk gratis, jueves en la noche en Río Piedras. Esta semana comenzaron las clases y la Avenidad Universidad está llena de prepas y de polis. Paso por el Café 103, el viejo Café donde antes me podía sentar, tomar, tocar, escuchar música y tener una conversación. Ahora va tanta gente que ni caben dentro.
Se agolpan todos sudorosos frente al lugar y ocupan tres estacionamientos de tres locales diferentes. Allí beben, hablan, gritan y fuman bajo la mirada odiosa de policías que castigan al pie que se atreva a cruzar la línea con trago o cerveza en mano.
En el Café, la música subió de volumen y la barra creció, creció tanto que para darle espacio quitaron el sofá donde antes me sentaba o me acostaba. Así que paso y miro pero sigo de largo.
En la calle veo muchas caras nuevas, fresquesitas, con miradas un tanto confusas. El show es en Nuestro Son, un local en los altos del fastfood Subway de la Avenidad Universidad. Este lugar es espacioso y su dueño hace lo que sea por tener la barra llena. Aquí tocan bandas punk, metal, de reggae. Tocan DJ's de música electrónica, dancehall y hip hop. Hacen bailes de bomba y plena, competencias de arte y hasta exposiciones. En las exposiciones las obras son colgadas en un vitral sucio, lleno de manchas y marcas de dedos por todas partes. El estacionamiento, que antes era gratis, fue ocupado por el dueño de la barra del lado, el Cool o loko. Este contrató a unos gorilitas que cobran cinco dólares por estacionamiento y que no te permiten pararte a fumar tras una linea amarilla que demarca su territorio. Malditas sean las líneas.
En Nuestro Son, el bouncer de esta noche es flaco, bajito y está asustado. Esto facilita la tarea de subir la caneca de chichaito escondida en el bulto bajo la cámara. Las escaleras y el baño donde nos damos el chichaito están llenos de graffiti. Dentro de Nuestro Son hay más prepas. Un grupo de cuatro chicas con coronas de princesa saltan y gritan eufóricas. No quiero sonar paternalista, pero si se hospedan en Río Piedra, sus caras me dicen que no saben lo que les espera: robos, calor, mal nutrición, insomnio, drogas fuertes y mucho alcohol. Y si no son hijas de familia acomodada puede que les espere varios desahucios y hasta un poco de hambre.
Paso por el lado del billar y Matura me dice el line up de la noche, pero éste siempre se va en un viaje y me dice bandas de más, me vende shows demaisado utópicos. Al final de la noche pude comprobar que de las que me dijo solo tocaron Un final Fatal, Anti sociales, Reacción despierta y Los espectros, nada mal. También tocó una banda de Boston a la que le cancelaron el show en otro lugar y terminaron tocando aquí por accidente.
El luagar se fue llenando lentamente y el mush estuvo moderado. Hace tiempo no venía a un show de punk y el motivo de mi visita a éste es la presentación de Los espectros, banda que en mis tiempos de high school sirvió de soundtrack para la rebeldía ingenua de décimo a cuarto año. De las bandas locales de punk, Los espectros tienen las letras más políticamente directas, agresivas y de Ultra. Como por ejemplo esa línea que me quedé con las ganas de escuchar en este show pero que más o menos recuerdo asi: Que comienze el caos en la ciudad, a todos los burgueses vamos a matar, que comienze el caos en la ciudad, daremos por el culo a la paloma de paz, pau pua pau pau pau, pau pau pau pau pau...
Luego de termindao el show, al pie de las escaleras de Nuestro Son, hablé con tres de los Espectros y me dijeron que hace tiempo no tacaban porque se volvieron viejos, tuvieron hijos y esas cosas, pero quieren seguir tocando y tal vez hasta graben un tercer disco. Del resto de la noche sólo recuerdo la mirada represiva de los guardias salivando, un tatuaje en la espalda de Jorell, cantante de Anti sociales, el bajo rosita de la bajista rubia de Boston, la camisa por dentro y los dockers caquis de Danny Pommers (el mejor cronista de la vida riopedrense quien se encontraba en el mini mush), la euforia de las prepas; y que en algún momento cai de culo en el piso y de repente, halado por varias manos, ya estaba de nuevo sobre mis pies.
Un show de punk gratis, jueves en la noche en Río Piedras. Esta semana comenzaron las clases y la Avenidad Universidad está llena de prepas y de polis. Paso por el Café 103, el viejo Café donde antes me podía sentar, tomar, tocar, escuchar música y tener una conversación. Ahora va tanta gente que ni caben dentro.
Se agolpan todos sudorosos frente al lugar y ocupan tres estacionamientos de tres locales diferentes. Allí beben, hablan, gritan y fuman bajo la mirada odiosa de policías que castigan al pie que se atreva a cruzar la línea con trago o cerveza en mano.
En el Café, la música subió de volumen y la barra creció, creció tanto que para darle espacio quitaron el sofá donde antes me sentaba o me acostaba. Así que paso y miro pero sigo de largo.
En la calle veo muchas caras nuevas, fresquesitas, con miradas un tanto confusas. El show es en Nuestro Son, un local en los altos del fastfood Subway de la Avenidad Universidad. Este lugar es espacioso y su dueño hace lo que sea por tener la barra llena. Aquí tocan bandas punk, metal, de reggae. Tocan DJ's de música electrónica, dancehall y hip hop. Hacen bailes de bomba y plena, competencias de arte y hasta exposiciones. En las exposiciones las obras son colgadas en un vitral sucio, lleno de manchas y marcas de dedos por todas partes. El estacionamiento, que antes era gratis, fue ocupado por el dueño de la barra del lado, el Cool o loko. Este contrató a unos gorilitas que cobran cinco dólares por estacionamiento y que no te permiten pararte a fumar tras una linea amarilla que demarca su territorio. Malditas sean las líneas.
En Nuestro Son, el bouncer de esta noche es flaco, bajito y está asustado. Esto facilita la tarea de subir la caneca de chichaito escondida en el bulto bajo la cámara. Las escaleras y el baño donde nos damos el chichaito están llenos de graffiti. Dentro de Nuestro Son hay más prepas. Un grupo de cuatro chicas con coronas de princesa saltan y gritan eufóricas. No quiero sonar paternalista, pero si se hospedan en Río Piedra, sus caras me dicen que no saben lo que les espera: robos, calor, mal nutrición, insomnio, drogas fuertes y mucho alcohol. Y si no son hijas de familia acomodada puede que les espere varios desahucios y hasta un poco de hambre.
Paso por el lado del billar y Matura me dice el line up de la noche, pero éste siempre se va en un viaje y me dice bandas de más, me vende shows demaisado utópicos. Al final de la noche pude comprobar que de las que me dijo solo tocaron Un final Fatal, Anti sociales, Reacción despierta y Los espectros, nada mal. También tocó una banda de Boston a la que le cancelaron el show en otro lugar y terminaron tocando aquí por accidente.
El luagar se fue llenando lentamente y el mush estuvo moderado. Hace tiempo no venía a un show de punk y el motivo de mi visita a éste es la presentación de Los espectros, banda que en mis tiempos de high school sirvió de soundtrack para la rebeldía ingenua de décimo a cuarto año. De las bandas locales de punk, Los espectros tienen las letras más políticamente directas, agresivas y de Ultra. Como por ejemplo esa línea que me quedé con las ganas de escuchar en este show pero que más o menos recuerdo asi: Que comienze el caos en la ciudad, a todos los burgueses vamos a matar, que comienze el caos en la ciudad, daremos por el culo a la paloma de paz, pau pua pau pau pau, pau pau pau pau pau...
AntiSociales
Luego de termindao el show, al pie de las escaleras de Nuestro Son, hablé con tres de los Espectros y me dijeron que hace tiempo no tacaban porque se volvieron viejos, tuvieron hijos y esas cosas, pero quieren seguir tocando y tal vez hasta graben un tercer disco. Del resto de la noche sólo recuerdo la mirada represiva de los guardias salivando, un tatuaje en la espalda de Jorell, cantante de Anti sociales, el bajo rosita de la bajista rubia de Boston, la camisa por dentro y los dockers caquis de Danny Pommers (el mejor cronista de la vida riopedrense quien se encontraba en el mini mush), la euforia de las prepas; y que en algún momento cai de culo en el piso y de repente, halado por varias manos, ya estaba de nuevo sobre mis pies.
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