¿Y luego qué?
Por Joel Cintrón Arbasetti
Fotos por Alexandra Sierra
Las miles de personas que marcharon el domingo 14 de julio hasta las inmediaciones del Cuartel General de la Policía de Puerto Rico, no sólo marcharon contra la represión estatal que ejecutó la Fuerza de Choque frente al Capitolio el pasado 30 de junio.
En las consignas, en las conversaciones que se oían de camino, en los mensajes escritos en pancartas y los que fueron pintados con aerosol sobre las paredes, se pudo sentir un descontento que va mucho más allá del propio nombre con el que fue designada la marcha: “Alto a la Represión y a la Violación de los Derechos Humanos”.
¿Por qué marchamos entonces?
La respuesta a esta interrogante, aunque ya todas y todos lo sabían, se dio casi al final del evento, en el mensaje que ofrecieron Betty Peña y su madre, Elisa Ramos; dos víctimas del ataque que emprendió la Fuerza de Choque contra la multitud que protestó frente al Capitolio el pasado 30 de junio.
El mensaje más bien pareció una lista de las razones por las cuales todo el país debería movilizarse y en definitiva, organizarse:
Hablaron de las promesas incumplidas por el gobierno, el despido de miles de empleados públicos, el desmantelamiento de las instituciones cívicas, artísticas y culturales como la Escuela de Artes Plásticas, el Instituto de Cultura Puertorriqueña, la Procuraduría de las Mujeres y de las Personas de Edad Avanzada, la descolegiación de los abogados, el ataque y la legislación contra las comunidades pobres como el caño Martin Pena y Villas del Sol, las intenciones estatales de privatizar agencias públicas, la Ley de Cierre que afecta a la clase trabajadora, la derogación de ley del Karso y los atentados contra el medio ambiente, la degradación de la educación pública y del Departamento de Educación, la intromisión gubernamental en la Universidad de Puerto Rico (U.P.R) y la represión que sufrieron los estudiantes durante la huelga, la censura a la prensa…En fin, todas las políticas que ha implementado el gobierno desde el ascenso al poder del neoliberal Luis Guillermo Fortuño Burset en noviembre del 2008.
Esta marcha contra el gobierno estuvo integrada por una multitud diversa, personas políticamente organizadas y no organizadas, que salieron de distintos puntos del área metropolitana y convergieron todas en la Avenida Roosevelt, entre Plaza las Américas y el Cuartel General de la Policía.
La Organización Socialista Internacional (O.S.I) se aglomeró junto al Comité Contra la Homofobia en la Avenida Universidad, frente al restaurante Ocho de Blanco, lugar donde se han cometido actos de violencia contra la comunidad Lésbica, gay, bisexual, transexual, trangénero e intersexual (LGBTTI), actos que de hecho, propulsaron la creación del Comité. Desde el Ocho de Blanco salieron también los colectivos Colegiales en Acción y la Coalición Arcoíris, así como otros sectores de la comunidad LGBTTI.
Desde allí marcharon juntos hasta los predios de la UPR en la Avenida Ponce de León, donde desplegaron la bandera multicolor con la que se identifica la comunidad gay. El grupo llegó a la Ponce de León exclamando “Somos transexuales, no somos criminales” y “LGBTTI nos organizamos por el bien este país”.
También resaltó la presencia de un nuevo colectivo, Acción Libertaria, agrupación compuesta por anarquistas. De la UPR salieron además las Madres Contra la Guerra, un grupo del Ateneo Puertorriqueño, de artistas, actores y actrices de la televisión, niñas, niños, baby boomers, ancianos y ancianas y estudiantes de escuela intermedia y superior.
Todas y todos los que se reunieron frente a la UPR marcharon por la Avenida Ponce de León, donde algunas paredes de la propiedad privada se usaran para ejercer el más legítimo derecho a la libre expresión: “LOS RICOS SON POCOS” y “BURGUESES MINÚSCULOS”, fueron algunas de las frases que quedaron allí plasmadas. En esta vía la presencia policiaca fue mínima, una o un policía solitario en cada cierta boca calle.
Al llegar a la intersección Ponce de León/Roosevelt, la marcha giró hacia la izquierda, hacia la Avenida Muñoz Rivera donde se unieron los contingentes que marcharon desde el Departamento del Trabajo y la Parada 26 en Santurce. Desde allí partimos hacia nuestro objetivo: el Cuartel General de la Policía de Puerto Rico.
De camino, lo usual: la tumba coco, la bomba, la plena, las consignas y el calor. También hubo actos teatrales, en uno de ellos se representaron a varios funcionarios estatales como vampiros chupa sangre.
De camino, la Fuerza de Choque tal vez no haya sido avistada, estaba escondida, se les podía ver entre los árboles y arbustos del islote que desciende del puente que conecta con el expreso Luis A. Ferré. Sobre el puente también había presencia policiaca, estos desalojaron a varias estudiantes que subieron para desplegar pancartas, tal vez con temor de que se repitiera la escena del pasado 15 de octubre, cuando el expreso Luis A. Ferre fue paralizado.
¿Por qué marchamos entonces?
La respuesta a esta interrogante, aunque ya todas y todos lo sabían, se dio casi al final del evento, en el mensaje que ofrecieron Betty Peña y su madre, Elisa Ramos; dos víctimas del ataque que emprendió la Fuerza de Choque contra la multitud que protestó frente al Capitolio el pasado 30 de junio.
El mensaje más bien pareció una lista de las razones por las cuales todo el país debería movilizarse y en definitiva, organizarse:
Hablaron de las promesas incumplidas por el gobierno, el despido de miles de empleados públicos, el desmantelamiento de las instituciones cívicas, artísticas y culturales como la Escuela de Artes Plásticas, el Instituto de Cultura Puertorriqueña, la Procuraduría de las Mujeres y de las Personas de Edad Avanzada, la descolegiación de los abogados, el ataque y la legislación contra las comunidades pobres como el caño Martin Pena y Villas del Sol, las intenciones estatales de privatizar agencias públicas, la Ley de Cierre que afecta a la clase trabajadora, la derogación de ley del Karso y los atentados contra el medio ambiente, la degradación de la educación pública y del Departamento de Educación, la intromisión gubernamental en la Universidad de Puerto Rico (U.P.R) y la represión que sufrieron los estudiantes durante la huelga, la censura a la prensa…En fin, todas las políticas que ha implementado el gobierno desde el ascenso al poder del neoliberal Luis Guillermo Fortuño Burset en noviembre del 2008.
Esta marcha contra el gobierno estuvo integrada por una multitud diversa, personas políticamente organizadas y no organizadas, que salieron de distintos puntos del área metropolitana y convergieron todas en la Avenida Roosevelt, entre Plaza las Américas y el Cuartel General de la Policía.
La Organización Socialista Internacional (O.S.I) se aglomeró junto al Comité Contra la Homofobia en la Avenida Universidad, frente al restaurante Ocho de Blanco, lugar donde se han cometido actos de violencia contra la comunidad Lésbica, gay, bisexual, transexual, trangénero e intersexual (LGBTTI), actos que de hecho, propulsaron la creación del Comité. Desde el Ocho de Blanco salieron también los colectivos Colegiales en Acción y la Coalición Arcoíris, así como otros sectores de la comunidad LGBTTI.
Desde allí marcharon juntos hasta los predios de la UPR en la Avenida Ponce de León, donde desplegaron la bandera multicolor con la que se identifica la comunidad gay. El grupo llegó a la Ponce de León exclamando “Somos transexuales, no somos criminales” y “LGBTTI nos organizamos por el bien este país”.
También resaltó la presencia de un nuevo colectivo, Acción Libertaria, agrupación compuesta por anarquistas. De la UPR salieron además las Madres Contra la Guerra, un grupo del Ateneo Puertorriqueño, de artistas, actores y actrices de la televisión, niñas, niños, baby boomers, ancianos y ancianas y estudiantes de escuela intermedia y superior.
Todas y todos los que se reunieron frente a la UPR marcharon por la Avenida Ponce de León, donde algunas paredes de la propiedad privada se usaran para ejercer el más legítimo derecho a la libre expresión: “LOS RICOS SON POCOS” y “BURGUESES MINÚSCULOS”, fueron algunas de las frases que quedaron allí plasmadas. En esta vía la presencia policiaca fue mínima, una o un policía solitario en cada cierta boca calle.
Al llegar a la intersección Ponce de León/Roosevelt, la marcha giró hacia la izquierda, hacia la Avenida Muñoz Rivera donde se unieron los contingentes que marcharon desde el Departamento del Trabajo y la Parada 26 en Santurce. Desde allí partimos hacia nuestro objetivo: el Cuartel General de la Policía de Puerto Rico.
De camino, lo usual: la tumba coco, la bomba, la plena, las consignas y el calor. También hubo actos teatrales, en uno de ellos se representaron a varios funcionarios estatales como vampiros chupa sangre.
De camino, la Fuerza de Choque tal vez no haya sido avistada, estaba escondida, se les podía ver entre los árboles y arbustos del islote que desciende del puente que conecta con el expreso Luis A. Ferré. Sobre el puente también había presencia policiaca, estos desalojaron a varias estudiantes que subieron para desplegar pancartas, tal vez con temor de que se repitiera la escena del pasado 15 de octubre, cuando el expreso Luis A. Ferre fue paralizado.
Al final la marcha desembocó como desembocan casi todas las marchas convocadas por los sectores conservadores de la oposición: en un espectáculo. La marcha ni siquiera paso frente al Cuartel, pues antes del mismo había una gran tarima donde se ofrecieron los mensajes y donde toco Cultura Profética y hasta Silverio Pérez.
No hay que olvidar la condición anti democrática bajo la que el Colegio de Abogados junto a representantes de la oposición tradicional -Todo Puerto Rico por Puerto Rico, El Partido Independentista Puertorriqueño, el Partido Popular Democrático y el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano- convocaron a esta marcha en una supuesta “asamblea de pueblo”.
Sin embargo, el movimiento estudiantil, con su creatividad y capacidad política, producto de la organización de base, supo cómo hacer que la marcha trascendiera el plano mediático y espectacular.
Con camisas y letreros que leían ¿Después de la marcha qué? Un grupo de estudiantes de la UPR contestó esta pregunta a las personas que se acercaron, y de una vez recogieron información con el fin de que el mecanismo de democracia participativa y horizontal que se puso en práctica durante la huelga estudiantil, se extrapole al resto de la sociedad.
¿Después de la marcha qué?:
Organización desde abajo, dese las bases, organización de la comunidad, el barrio y el sector, con el mecanismo de la democracia participativa. Ese es el primer paso hacia la construcción de una verdadera y amplia resistencia, que en cada pueblo se cree un Comité de Acción Comunitaria, o como se quiera llamar. Pero que cada ente particular tenga un espacio donde converger, un punto de encuentro y de enlace que no sea el Estado y cuyo fin sea la transformación radical de la condición nefasta en la que toda y todo el que no es rico, que no posee grandes bienes económicos, vive o sobrevive en la actualidad.
No hay que olvidar la condición anti democrática bajo la que el Colegio de Abogados junto a representantes de la oposición tradicional -Todo Puerto Rico por Puerto Rico, El Partido Independentista Puertorriqueño, el Partido Popular Democrático y el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano- convocaron a esta marcha en una supuesta “asamblea de pueblo”.
Sin embargo, el movimiento estudiantil, con su creatividad y capacidad política, producto de la organización de base, supo cómo hacer que la marcha trascendiera el plano mediático y espectacular.
Con camisas y letreros que leían ¿Después de la marcha qué? Un grupo de estudiantes de la UPR contestó esta pregunta a las personas que se acercaron, y de una vez recogieron información con el fin de que el mecanismo de democracia participativa y horizontal que se puso en práctica durante la huelga estudiantil, se extrapole al resto de la sociedad.
¿Después de la marcha qué?:
Organización desde abajo, dese las bases, organización de la comunidad, el barrio y el sector, con el mecanismo de la democracia participativa. Ese es el primer paso hacia la construcción de una verdadera y amplia resistencia, que en cada pueblo se cree un Comité de Acción Comunitaria, o como se quiera llamar. Pero que cada ente particular tenga un espacio donde converger, un punto de encuentro y de enlace que no sea el Estado y cuyo fin sea la transformación radical de la condición nefasta en la que toda y todo el que no es rico, que no posee grandes bienes económicos, vive o sobrevive en la actualidad.
Este artículo fue publicado originalmente en la página oficial de la Organización Socialista Internacional (O.S.I)
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