A pesar de la disolución de los movimientos artísticos de la modernidad, y de que los artistas contemporáneos de los países más industrializados a nivel internacional ya no delimitan sus trabajos por ningún manifiesto, sus trabajos parecen estar entrelazados por motivos diferentes y más fuertes que las letras que los unían bajo la bandera de las vanguardias.
El punto de enlace entre los artistas, sus trabajos y el consumidor, es el escenario donde se desenvuelven, y el escenario actual es el que produce el capitalismo tardío, escenario de carácter global y, según el artista Liam Gillick, del que no podemos escapar.
El diálogo que se da entre los artistas de una misma generación (de los ‘90 en adelante) y que trabajan en diferentes países pero en un mismo escenario que transciende las fronteras, es analizado por Nicolas Bourriaud en su libro "Post- producción, La cultura como escenario: modos en que el arte reprograma el mundo contemporáneo" (Adriana Hidalgo editora, Córdova 2004).
Para dicha tarea Bourriaud analiza las obras de artistas como Jeff Koons, Liam Gillick, Rirkrit Tiravanija, Pierre Huyghe, Dominique González-Foerster, John Armleder, entre otros. Bourriad compara las técnicas artísticas contemporáneas con las un Dj o programador de música.
“Durante un set, un Dj toca discos, es decir productos. Su trabajo consiste a la vez en proponer un recorrido personal por el universo musical (su playlist) y enlazar dichos elementos en determinado orden, cuidando sus enlaces al igual que la construcción de un ambiente…Además, puede intervenir físicamente en el objeto que utiliza, practicando el scratching o por medio de toda una serie de acciones (filtros, regulación de los parámetros de la consola de mezcla, ajustes sonoros, etc.). Su set se emparenta con una exposición de objetos que Marcel Duchamp hubiese llamado “ready-mades asistidos”: productos más o menos “modificados” cuyo encadenamiento produce una duración específica…el deejaying implica una cultura del uso de las formas que vincula entre sí rap, la música tecno y todos sus derivados posteriores”. (Post-producción, pág. 43).
Según Bourriaud, dicho uso de las formas de la práctica del deejaying, se extiende a la práctica de los artistas desde los años '90 quienes “interpretan, reproducen, re exponen o utilizan obras realizadas por otros o productos culturales disponibles".
Los trabajos de los artistas finalistas de los premios "Turner" podrían ser un buen ejemplo actual de dichas prácticas artísticas que señala Bourriaud en su libro publicado hace 4 años. Por ejemplo, el artista Mark Leckey, según informo Joaquin Rabago para la Agencia EFE, en su obra “Cine-ma-in-the-Roaund 2006.8”, el artista se apropia de un formato dado, el de una conferencia sobre arte y presenta fragmentos cinematográficos (entre ellos de la película “Titanic”), televisivos y de video como “performance” muy personal. En otra, titulada “Made in Eaven”, se muestra al espectador una obra de Jeff Koons, su “Conejo”, de 1986. Aquí en Puerto Rico, el pasado 2 de octubre, abrió la exposición “En sus marcas…” donde se exponen los trabajos de artistas emergentes de las últimas dos décadas. La exposición se divide en secciones llamadas "Pistas", la "Pista 1" se titula “Sus Versiones” y en la misma, según explica el opúsculo de la exposición, "los artistas se apropian de imágenes culturalmente reconocibles para reinventarlas y utilizarlas en un nuevo contexto".
Ese arte, al que Bourriaud llama "arte de la post-producción", según él “responde a la multiplicación de la oferta cultural o a la inclusión dentro del mundo del arte de formas antes ignoradas o despreciadas”. Así las nociones de originalidad e incluso de creación se difuminan “en este nuevo paisaje cultural signados por las figuras gemelas del Dj y del programador, que tiene ambos la tarea de seleccionar objetos culturales e insertarlos dentro de contextos definidos”.
Asegura Bourriaud, curador y crítico francés nacido en 1965, que deejaying y arte contemporáneo son figuras similares.
“Cuando el cross fader de la consola de mezcla está en el medio, las dos pistas se tocan juntas: Pierre Huyghe presenta juntos una entrevista con John Giorno y un filme de Andy Warhol. El pitcher permite controlar la velocidad del disco: "24 Hours Psycho" de Douglas Gordon. Toasting, rap, tall over: Angela Bulloch suplanta la banda sonora del film "Solaris" de Andrei Tarkovski. Cut: Alex Bag graba pasajes de un programa de televisión; Candice Breitz aísla breves fragmentos de imágenes y los empalma. Playlist: Para su proyecto común "Cine Libertad Bar Lounge" (1996), Douglas Gordon proponía una selección de filmes censurados en el momento de su aparición, mientras Rirkrit Tiravanija construía alrededor de esa programación un marco de sociabilidad” (Pág. 44).
Como Tiravanija, la mayoría de estos artistas no crean productos nuevos, sino “modelos de relación utilizando productos culturales preexistentes como instrumentos de vinculación entre los individuos”. Según el autor, los artistas contemporáneos descifran las formas que produce el escenario global de la economía del mercado, a fines de producir líneas narrativas divergentes.
Y así en los cuatro capítulos que componen el libro de unas 123 páginas, - El uso de los objetos, El uso de las formas, El uso del mundo y Como habitar la cultura global (La estética despues del MP3), Bourriaud explora las semejanzas de las obras producidas después de los ‘80 describiendo y comparando las producciones más relevantes de la última década del siglo XX.
Bourriaud menciona a Duchamp como precursor por haber presagiado el nacimiento de una “cultura del uso” y destaca también al situacionismo y el documento publicado por Guy Debord en 1957 titulado "Informe sobre la construcción de situaciones", el cual “incita pues a utilizar las formas culturales existentes ‘negándoles su valor propio’ ”. Pero, comenta Bourriaud, que “si bien el desvió de las obras preexistentes es un procedimiento que actualmente se utiliza con frecuencia, los artistas ya no recurren a ello para ‘desvalorizar la obra de arte’, sino para hacer uso de ella…Los artistas ejecutan actualmente la post-producción como una operación neutra, de suma cero, allí donde los situacionistas tenían por objeto corromper el valor de la obra desviada, es decir, combatir el capital cultural” (Pág. 42).
Nicolas Bourriaud coincide con el filosofo francés Gilles Lipovetsky al afirmar que el “consumidor extático de los anos ‘80 desaparece en favor de un consumidor inteligente y potencialmente subversivo: el usuario de las formas”, comentario muy similar a los argumentos expuestos por Lipovetsky en "La era del vacío" y en "La felicidad paradójica: Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo", (Ed. Anagrama).
La claridad, la concisión y el lenguaje sencillo con el que Nicolas Bourriaud aborda un tema tan complejo, además de la acertada comparación entre las técnicas del último arte y el deejaying, son los elementos que hacen de este libro uno esencial para comprender mejor el arte contemporáneo y su relación con la sociedad de la informática y la sobre producción.
El punto de enlace entre los artistas, sus trabajos y el consumidor, es el escenario donde se desenvuelven, y el escenario actual es el que produce el capitalismo tardío, escenario de carácter global y, según el artista Liam Gillick, del que no podemos escapar.
El diálogo que se da entre los artistas de una misma generación (de los ‘90 en adelante) y que trabajan en diferentes países pero en un mismo escenario que transciende las fronteras, es analizado por Nicolas Bourriaud en su libro "Post- producción, La cultura como escenario: modos en que el arte reprograma el mundo contemporáneo" (Adriana Hidalgo editora, Córdova 2004).
Para dicha tarea Bourriaud analiza las obras de artistas como Jeff Koons, Liam Gillick, Rirkrit Tiravanija, Pierre Huyghe, Dominique González-Foerster, John Armleder, entre otros. Bourriad compara las técnicas artísticas contemporáneas con las un Dj o programador de música.
“Durante un set, un Dj toca discos, es decir productos. Su trabajo consiste a la vez en proponer un recorrido personal por el universo musical (su playlist) y enlazar dichos elementos en determinado orden, cuidando sus enlaces al igual que la construcción de un ambiente…Además, puede intervenir físicamente en el objeto que utiliza, practicando el scratching o por medio de toda una serie de acciones (filtros, regulación de los parámetros de la consola de mezcla, ajustes sonoros, etc.). Su set se emparenta con una exposición de objetos que Marcel Duchamp hubiese llamado “ready-mades asistidos”: productos más o menos “modificados” cuyo encadenamiento produce una duración específica…el deejaying implica una cultura del uso de las formas que vincula entre sí rap, la música tecno y todos sus derivados posteriores”. (Post-producción, pág. 43).
Según Bourriaud, dicho uso de las formas de la práctica del deejaying, se extiende a la práctica de los artistas desde los años '90 quienes “interpretan, reproducen, re exponen o utilizan obras realizadas por otros o productos culturales disponibles".
Los trabajos de los artistas finalistas de los premios "Turner" podrían ser un buen ejemplo actual de dichas prácticas artísticas que señala Bourriaud en su libro publicado hace 4 años. Por ejemplo, el artista Mark Leckey, según informo Joaquin Rabago para la Agencia EFE, en su obra “Cine-ma-in-the-Roaund 2006.8”, el artista se apropia de un formato dado, el de una conferencia sobre arte y presenta fragmentos cinematográficos (entre ellos de la película “Titanic”), televisivos y de video como “performance” muy personal. En otra, titulada “Made in Eaven”, se muestra al espectador una obra de Jeff Koons, su “Conejo”, de 1986. Aquí en Puerto Rico, el pasado 2 de octubre, abrió la exposición “En sus marcas…” donde se exponen los trabajos de artistas emergentes de las últimas dos décadas. La exposición se divide en secciones llamadas "Pistas", la "Pista 1" se titula “Sus Versiones” y en la misma, según explica el opúsculo de la exposición, "los artistas se apropian de imágenes culturalmente reconocibles para reinventarlas y utilizarlas en un nuevo contexto".
Ese arte, al que Bourriaud llama "arte de la post-producción", según él “responde a la multiplicación de la oferta cultural o a la inclusión dentro del mundo del arte de formas antes ignoradas o despreciadas”. Así las nociones de originalidad e incluso de creación se difuminan “en este nuevo paisaje cultural signados por las figuras gemelas del Dj y del programador, que tiene ambos la tarea de seleccionar objetos culturales e insertarlos dentro de contextos definidos”.
Asegura Bourriaud, curador y crítico francés nacido en 1965, que deejaying y arte contemporáneo son figuras similares.
“Cuando el cross fader de la consola de mezcla está en el medio, las dos pistas se tocan juntas: Pierre Huyghe presenta juntos una entrevista con John Giorno y un filme de Andy Warhol. El pitcher permite controlar la velocidad del disco: "24 Hours Psycho" de Douglas Gordon. Toasting, rap, tall over: Angela Bulloch suplanta la banda sonora del film "Solaris" de Andrei Tarkovski. Cut: Alex Bag graba pasajes de un programa de televisión; Candice Breitz aísla breves fragmentos de imágenes y los empalma. Playlist: Para su proyecto común "Cine Libertad Bar Lounge" (1996), Douglas Gordon proponía una selección de filmes censurados en el momento de su aparición, mientras Rirkrit Tiravanija construía alrededor de esa programación un marco de sociabilidad” (Pág. 44).
Como Tiravanija, la mayoría de estos artistas no crean productos nuevos, sino “modelos de relación utilizando productos culturales preexistentes como instrumentos de vinculación entre los individuos”. Según el autor, los artistas contemporáneos descifran las formas que produce el escenario global de la economía del mercado, a fines de producir líneas narrativas divergentes.
Y así en los cuatro capítulos que componen el libro de unas 123 páginas, - El uso de los objetos, El uso de las formas, El uso del mundo y Como habitar la cultura global (La estética despues del MP3), Bourriaud explora las semejanzas de las obras producidas después de los ‘80 describiendo y comparando las producciones más relevantes de la última década del siglo XX.
Bourriaud menciona a Duchamp como precursor por haber presagiado el nacimiento de una “cultura del uso” y destaca también al situacionismo y el documento publicado por Guy Debord en 1957 titulado "Informe sobre la construcción de situaciones", el cual “incita pues a utilizar las formas culturales existentes ‘negándoles su valor propio’ ”. Pero, comenta Bourriaud, que “si bien el desvió de las obras preexistentes es un procedimiento que actualmente se utiliza con frecuencia, los artistas ya no recurren a ello para ‘desvalorizar la obra de arte’, sino para hacer uso de ella…Los artistas ejecutan actualmente la post-producción como una operación neutra, de suma cero, allí donde los situacionistas tenían por objeto corromper el valor de la obra desviada, es decir, combatir el capital cultural” (Pág. 42).
Nicolas Bourriaud coincide con el filosofo francés Gilles Lipovetsky al afirmar que el “consumidor extático de los anos ‘80 desaparece en favor de un consumidor inteligente y potencialmente subversivo: el usuario de las formas”, comentario muy similar a los argumentos expuestos por Lipovetsky en "La era del vacío" y en "La felicidad paradójica: Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo", (Ed. Anagrama).
La claridad, la concisión y el lenguaje sencillo con el que Nicolas Bourriaud aborda un tema tan complejo, además de la acertada comparación entre las técnicas del último arte y el deejaying, son los elementos que hacen de este libro uno esencial para comprender mejor el arte contemporáneo y su relación con la sociedad de la informática y la sobre producción.
Pierre Huyghe
24 Hours Psycho, Douglas Gordon
Angela Bulloch
Alex Bag
Candice Breitz
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2 comentarios:
Muy, muy buen artículo. felicitaciones.
Según la teoría de la post producción, ahora mismo mientras escribo estas líneas estoy continuando la obra mediante mi aporte.
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