miércoles, 4 de enero de 2012

2011: año de tiros, viniles y buena música


Este año en Puerto Rico no sólo se rompió el “record de asesinatos” sino también el de violencia, pues entre políticos, policías, narcos, individuos coléricos y medios de comunicación sensacionalistas se conformó una apestosa vorágine que mantuvo –y por lo que se percibe seguirá manteniendo- en vilo al país.

Pero no todo fue tan siniestro. Mientras las calles destilaban sangre varios grupos de jóvenes se dedicaron a producir y grabar música; música de calidad que en algunos casos se le prestó más atención en el resto de América y en Europa que aquí en Puerto Rico.


La nueva música se comparte a través de espacios cibernéticos como Band Camp o Sound Cloud, como lo hicieron el dúo experimental del área oeste Youvultures, la banda The Bee’s Knees, y el grupo ska/punk de Yauco D-Cent Jerks quienes este año sacaron nuevo material.


Pero junto a lo digital, el disco análogo de pasta también tuvo una fuerte presencia. Bandas como Dávila 666, Ardillas, Campo Formio, Los Vigilantes y Tropiezo lanzaron sus producciones en ese formato. También la orquesta de salsa El Macabeo reprodujo su disco Salsa Macabra en formato de pasta. Además, la cantante Mima regresó con un doble LP en vinil.


Y por supuesto que Mima y ninguno de estos artistas descarta el formato de CD y el digital disponible para la descarga, sino que son concientes de que sacar un disco de pasta en medio de la vorágine digital tiene varias ventajas.


En primer lugar el vinil devuelve la música al estadio de lo físico. Contrario a un mp3, el disco de pasta se puede tocar, lo que posibilita una relación más directa con la música, o al menos con el medio que la reproduce. El tamaño del vinil es regularmente de 12 pulgadas si se trata de un LP (long play, 10 a 15 cancines) y de 10 o 7 pulgadas si se trata de un EP (extended play, 2 a 4 canciones).


El tamaño a su vez da la posibilidad de que la producción musical se convierta en un objeto estético que en la mayoría de los casos se compone no sólo de la pasta redonda y surcada por donde flota la aguja del toca discos, sino también de una portada artística que apela a lo visual. Así se puede escuchar la música mientras se aprecia el arte y se lee la lista de canciones en la parte posterior del álbum. Otro factor importante es la calidad del sonido análogo que tiene más “presencia” y es más directo que el sonido digital.


Además, la tecnología antigua se reviste hoy de una simbología nostálgica, tanto para quienes no vivimos completamente la era análoga como para quienes la vivieron y la añoran. A finales de siglo XX todo cambió muy rápido, y la competencia de las compañías tecnológicas impusieron nuevos formatos sin que aun se explotaran por completo las posibilidades lo que estaba disponible. Pero el vinil siempre ha sobrevivido, especialmente gracias a los y las junkies musicales y DJs de todo el mundo.


Sacar un disco de pasta también forma parte de una estrategia de “marketing” de las bandas. Como explicó Fernando Quintero de la banda Campo Formio en una reciente entrevista, el vinilo se vende mucho más que el CD, pues además de ser un disco también es una especie de memorabilia que los seguidores y seguidoras de las bandas se llevan a su casa al final de un show.


La música


La mayoría de los grupos que lanzaron producciones este año no son nuevos, algunos llevaban bastante tiempo tocando en vivo sin lanzar una producción y otros, como Tropiezo y Campo Formio, ya habían grabado varias producciones, como bien lo saben quienes han seguido su trayectoria.


Pero a pesar de la buena calidad no todas los lanzamientos llamaron la atención de la crítica y la prensa musical como lo hizo el disco “Tan bajo” de Dávila 666.


“Tan Bajo” recibió buena crítica en los principales medios de música independiente de la red a nivel global y recientemente fueron incluidos en la lista de los mejores discos del año del National Public Radio de los Estados Unidos. La bandan además trascendió los espacios de música “indie” y se colocó en medios comoMTV, Time y el L.A Times entre otros. Todo esto sucedía mientras se encontraban de gira por los Estados Unidos y Canadá, un recorrido que los llevó a compartir tarima con una gran variedad de artistas de la escena musical independiente de diferentes Estados.


La música de Dávila 666 fue producida en parte cerca de la avenida Barbosa en Río Piedras, en el cuarto de uno de los miembros de la banda, y lanzado en formato digital y en vinil por la disquera independiente In The Red Records de California.


El disco de Dávila 666 consta de 14 temas cantados en español y su letra evoca una juventud a la vez violenta y amatoria, mezcla de rudeza punk y lloriqueo pop melodramático con coros pegajosos y agresivos. Pero además de ser un disco pop y “garage” -como se le ha querido etiquetar-, “Tan bajo” es también un álbum psicodélico y experimental en el que no faltan los ruidos, los feedbacks y los loops al estilo de la mejor tradición de la música electrónica y el hip hop.


En “Tan Bajo” se dan la mano Iggy Pop, Tom Waits, Roberto Carlos y Menudo, y habitan fantasmas como John Cage, pues además de guitarra, bajo y batería, el sampler también es un arma importante en el arsenal sónico de Dávila 666, banda de la era digital que se preocupa por recuperar la estéticas de las grabaciones análogas de baja fidelidad de los años '60 y '70.


Por su parte la banda Los Vigilantes lanzaron su primera producción con la disquera norteamericana Slovenly Records –también en formato digital y en vinil- y durante octubre se la pasaron de tour por varios países de Europa. Con su álbum homónimo de 14 temas Los Vigilantes hacen un recorrido sonoro que atraviesa la época del llamado proto-punk de los años '60 y '70 y su temática va por la misma línea de la de Dávila 666: despecho y amorío juvenil, sexo, drogas y violencia.


Otro disco que te obliga a escucharlo sin saltar una sola canción es el de la banda punk las Ardillas quienes recogieron los temas que han tocado en vivo desde principios del 2000 en un vinil de 11 canciones que fue lanzado bajo el sello Chacho Records.


Por su parte, Campo Formio también entregó un nuevo siete pulgadas titulado “El Crackman”. En esta nueva producción, la banda vuelve a un sonido y una estética más sencilla y directa, manteniendo la energía que siempre los ha caracterizado.


Los de hoy y los de siempre


Una grata sorpresa del 2011 fue el regreso a la escena de Mima, quien luego de 6 año semi-desaparecida regresó con una producción titulada “El pozo”. Mima además tuvo su gran noche en el teatro de la Universidad de Puerto Rico, espacio que logró llenar en su totalidad el pasado 7 de octubre cuando presentó su nueva producción.


De igual manera, casi culminando el año la orquesta El Macabeo trae al mercado su segunda producción titulada “El entierro”, cuyo estren ose llevó a cabo el domingo 27 de noviembre en el programa Salsoteca de Radio Universidad de Puerto Rico (89.7 fm).


El 2011 también vio la llegada de la Alegría Rampante, banda compuesta por Eduardo Alegría, ex cantante de Superaquello en la voz, y el también ex Superaquello Eduardo “Waldy” Martínez en la batería. Esta banda cuenta con las guitarras de los solistas Gustavo Gastelum y Harry Rag y en el bajo con Juan Antonio Arroyo “Juanto”, ex miembro de las bandas The Score y Fantasmes.


En cuanto a la música más experimental se puede destacar la música de Youvultures y las presentaciones en vivo de Eduardo F. Rosario con su guitarra y su robot sonoro, así como el colectivo The A/V Machiniste y el nuevo experimento de krautrock creado por miembros de la banda Tach.dé llamado Das boot.


Así que además de los tiros y los más de mil asesinatos con los que despediremos este año en Puerto Rico, también contamos con buenas producciones musicales y músicos que prometen hacer un poco más agradable nuestra estadía en la vorágine isleña.

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