miércoles, 28 de octubre de 2009
Llegando de Vivian Girls en Taller C
Quinta edición del Giratorio
Una carcacha de carro estancado en un vertedero, en el que la única posibilidad de ida era a través de las imágenes de la sección "De Viaje" del Nuevo Día, tirado en el baúl del auto. Pietajes de películas de horror de los años 50’ entrelazadas con las más desdeñables imágenes de los medios de comunicación masiva. Un collage visual de horror, ficción, sexo y guerra, salpicado de un humor negro que causó las carcajadas de algunos espectadores. Posiblemente muchos que entraron a la Sala en ese momento no se percataron de que la quinta edición del Giratorio había comezado ya. Las imagenes estaban ahí, pero podían pasar desapercibidas o ser ignoradas fácilmente ya que no fueron proyectadas a escala de una pared, y el sonido llegaba al mismo nivel que alcanzan los viejos equipos análogos de reproducción casera. Los videos eran interrumpidos aleatoriamente por ruido blanco o baches de silencio en el que sólo podía observarse la pantalla en color azul, y a mi lado la cara de un técnico preocupado que en un principio, aparentemente, pensó que había algún problema con el equipo. Duraron alrededor de una hora, pero con la culminación de los videos dio comienzo la presentación en vivo de Sketch.
La Sala seguía oscura y sólo se iluminó cuando en la tarima apareció Samuel tocándose un colorido falo alumbrado por bombillas intermitentes. "Se masturbó" por un rato y luego introdujo el juguete en una boca hecha con una botella de plástico que no se dobló a mamar, si no que permaneció a una altura superior, obligando al falo a subir hasta ella. El sueño trasnochado de Sketch culminó con el sonido de un despertador electrónico cuyo agudo pito no dejó de chillar mientras los integrantes aún estaban tirados en el piso de la tarima. Este acto, pueril por los materiales y las luces de colores primarios que remitían más a juguetes de la infancia que a aparatos sexuales, en realidad fue el más atrevido y arriesgado en el contexto de la institución conservadora y católica que es la USC; Institución que anteriormente ha censurado a artistas, profesores y estudiantes de arte de la propia Universidad.
A la presentación de Sketch le siguió la de Janielsabe quien al lado de sus tornamesas y su mixer colocó una caja llena de viniles de donde sacó cortes de beats pesados, psicodelia y pop de los 80'. Entonces la Sala comenzaba a iluminarse con los visuales de Ralph Vázquez: imágenes del entorno urbano, colores neón y formas geométricas proyectadas sobre los músicos. En otras paredes se proyectaron escenas de películas como Eraserhead (1977) de David Lynch y hasta un loop del momento en que "Tipo Común" lanzó un huevo al infame gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño. La tarima esta vez estaba colocada en el centro de la Sala y las sillas desplegadas al frente y en los laterales.
Harry Rag, con su guitarra acústica, se insertó dentro del recoveco de cables y sonidos electrónicos que caracterizan al Giratorio. Su presentación fue sencilla, sentado en un taburete, tocando y cantando composiciones originales.
La sorpresa del Giratorio fue la presentación de Félix Adorno, creador de experimentaciones sonoras bajo el pseudónimo Parasolar y quien actualmente reside en Praga. Este se presentó junto a Areceli Pino (Puntito Siniestro). Fue una sesión de ambient en la que jugaron con texturas de sonidos profundos que flotaron por toda la sala acompañados de una fría iluminación azul.
Similar tocó luego. Esta banda que apenas comienza, (aunque cuenta con músicos experimentados de bandas como Tach.de e Introdujos) en su presentación de esa noche discurrió entre canciones rock al estilo del "indie" latinoamericano o español y largos pasajes de ruido (a lo Sonic Youth) que servían de transición entre canciones.
La presentación más inusual dentro de lo que siempre ha sido el Giratorio (experimentación, electrónica, rock) fue la de Brenda Hopkins, pianista y compositora y según Rafael Vega Curry, "una de nuestras jazzistas más destacadas". Esta interpretó temas de su último disco "Recuerdos de Granada" en donde fusiona el jazz con sonidos caribeños y flamencos.
Mientras, afuera, se vendía hotdogs y refrescos y en una mesa camisas com diseños hechas por artistas locales. También apareció un integrante de Juventud Crasa vendiendo cds y viniles 7" de punk.
Luego de las seis de la tarde fue el turno del noise y la experimentación sonora extrema. Todos y todas se aglomeraron en una sesión de apróximadamente una hora. En ese lapso tocaron Cornucopia con la colaboración de Robin Alicea (Shhh), luego un acto de Robin en solitario, Puntito Siniestro, Murumuro y por último Imperio invisible. Tocaron sin dejar espacios en blanco entre unos y otros.
Participaron además otras de las mejores agrupaciones locales que lamentablemente no tuve la oportunidad de ver: Matotumba bajo su nuevo alias Videotrón, la banda shoegaze Pneuma, un proyecto de la banda Tach.de llamado Jesus Christ Scientist, Un.Real, Campoformio, Los Convertibles, y Van Valentine.
Así que el Giratorio sigue variando su oferta y atreyendo más público, e incluso (después de cinco años de existencia de la actividad) la atención de los medios de conunicación masiva. Lo han logrado sin el desmedro de la calidad y el espíritu innovador que los llevó a hacer aquella primera edición del Giratorio en Arecibo.
Prueba de sonido
Después de pasar por varios cubículos y recámaras con poca iluminación, entraron al cuarto seleccionado por Omar Obdulio para hacer la prueba. Allí se sentaron en un piso alfombrado y abrieron las computadoras, conectaron los monitores y demás parafernalia sonora:
samplers, radio a.m/f.m, mixer, grabadora de caset y amplificador. El salón estaba casi oscuro, la única fuente de luz era la proveniente del monitor de las laptops y la de dos pequeñas lámparas.
La primera noche fue el sábado 22 de agosto y participaron Omar Obdulio Peña Forty, Elveen González Colins, y Joel Cintrón Arbasetti (quien escribe esta nota) frente a un público de dos o tres personas.
La dinámica de la conversación:
Fue una sesión improvisada ininterrumpida. Antes de comenzar acordaron tocar 15 minutos en grupo y posteriormente una pieza en solitario de 10 minutos cada uno. Para finalizar volvieron a tocar en grupo otros 15 minutos. Durante la sesión no hubo comunicación verbal ni visual alguna (que tuviese relación con el sonido) y la transición de una pieza a otra se dio sin intervalos de silencio.
Elveen González fue el primero en tocar solo y su intervención fue tal vez la más musical. Se oían beats de hip hop, pianos y vientos de jazz. Joel Cintrón Arbasetti creó y procesó un loop con parte del sonido ambiental del tren urbano, grabado con el micrófono de su laptop en un viaje de la Estación del Sagrado Corazón hasta Río Piedras.
La segunda noche fue el martes 25 de agosto. A esta sesión se añadió Joane M. Meléndez Figueroa y el público creció de dos o tres a por lo menos 12 personas. Joanne Meléndez fue la única en utilizar un equipo completamente análogo: grabadoras y reproductoras de caset, un mixer y un amplificador de guitarra. En cada una de las cintas había un loop de ruido diferente sonando al mismo tiempo y con otro aparato Joanne controlaba la velocidad de cada uno. El sonido de la mayoría de sus muestras era tremendamente grave y producía un ruido de textura áspera, similar a un taladro hidráulico cuando su punta está chocando contra una acera de cemento.
Las dos noches la sesión fluyó con mucha naturalidad en todo momento, sin percances técnicos significantes y sin desfases. En la sesión en grupo los participantes lograron acoplarse sin perder sus respectivas particularidades sonoras.
Conociendo a Paoli
A continuacion un relato del evento:
Mario Erik Paoli es un hombre blanco con la cabeza rapada y lleva un traje oscuro que "engaña", como dijo Andrés Lugo, uno de los músicos presentes para participar en una sesión improvisada junto a Paoli. Y es que el look de Paoli no es el típico de los músicos experimentales de la escena local, y su estilo tampoco. Paoli es un académico y muchas técnicas que la mayoría de los artistas sonoros locales han aprendido por voluntad autodidacta, Paoli las aprendió en la universidad.
En la presentación del sábado, más allá de demostrar sus dotes como compositor, Paoli, al finalizar cada pieza, e incluso en medio de la misma, contestaba preguntas al público y explicaba paso por paso su proceso de composición.
Paoli presentó algunas piezas pre-grabadas e improvisó otras en vivo utilizando un ordenador portatil, una guitarra acústica, pedales y cajas de efectos. Las piezas eran de corta duración (dos o tres minutos máximo) y la mayoría, tanto las de audio como las de video, seguían más o menos la misma estructura:
Varias pistas de sonido distribuidas a través de diferentes canales, yuxtapuestas y desincronizadas. Eran capas sobre capas; las melodías, sencillas y lentas.
Los ecos, las repeticiones y las pistas en reverso, crearon un ambiente relajante y complejo en el que -por las intervenciones explicativas- no hubo tiempo de profundizar. Paoli dijo ser admirardor de John Cage y en la promoción cibernética del evento se mencionan a Karlheinz Stockhausen, Terry Reily, Brian Eno, Robert fripp, Keith Rowe, Dereck Bailey, Fred Frith, Orem Ambarchi, Christian Fennesz como influencias.
Una de las piezas que presentó, compuesta con un sintetizador, se titula Atlantics, según él, "porque hace tiempo quería usar ese nombre para alguna canción". Fue grabada en el 1984 en un estudio con 16 canales y consta de 7 pistas individuales de las cuales ninguna tiene que estar en tiempo con la otra, según dijo.
El video, en blanco y negro, era un loop de una escena en donde dos hombres se abrazan y la cual originalmente duraba 5 segunos. Con la repetición de la escena una y otra vez, Paoli logró extender su tiempo de duración.
Antes de presentar ese video, Paoli ya había dado su opinión sobre las ventajas y desventajas de lo digital frente a lo análogo y según él:
"Rapidito con el mouse y ya, y te sale perfecto... Yo tengo que poner cintas al revés, tengo que grabarlas al revés, tengo que poner las otras cintas, tengo que montar los layers. Lo digital y las computadores es mucho más rápido, es más inmediato. Yo creo que (con lo digital) se pierde mucho el tiempo que uno pasa trabajando la cosa (análoga). Vivimos en un mundo análogo y lo digital es magnífico para muchas aplicaciones, pero yo le digo a todos mis estudiantes que lo digital no es mejor que lo análogo, es diferente, es un modo diferente de hacer códigos, no es que digital es mejor..."
Entre ellos se encontraban Calin Dover Tarrats, Andrés Lugo, guitarra de la banda Pneuma y organizador del Giratoriodekspresión; Bernice Cruz, vocalista de Pneuma; Jorge A. Martínez, del colectivo Matotumba; Raymond Rivera Ayala, tecladista y programador de la banda Psiconautas; Lorraine Finkel, vocalista de Odradeck, Claudio Chea, de Cornucopia, y otros.
Lo que no esperaba este grupo de artistas que llegó desde temprano a la Casa Aboy, era que Paoli los dirigiera como si se tratase una orquesta. Acostumbrados a jameos largísimos y sin dirección, donde los decibeles llegan a niveles placenteramente insoportables, algunos músicos no lucían cómodos siguiendo las instrucciones de su director de facto. Tal vez por eso uno de ellos desertó en medio de la sesión.
Al finalizar la primera pieza improvisada, Paoli hizo la siguiente pregunta a los músicos y al público:
Luego el director volvió a la escena. Pero antes de comenzar la nueva sesión, Claudio Chea cerró su laptop y se marchó del lugar. Los demás se quedaron. pero algunos no siguieron las direcciones de Paoli y otros ni siquiera lo miraban. Paoli enfatizó en que debían tocar lo más bajo posible, pero la tentación de hacer ruido y tocar todos a la vez parece ser insoportable para los músicos que estuvieron presentes.
Estos contaban con un sintetizador, un pequeño teclado Yamaha x100 conectado a pedales de guitarra, dos máquinas de ritmo Roland, guitarra eléctrica con pedales, un Tehremin Moog, dos hermosas voces femeninas y un director que probablemente nunca en su vida esperaba dar con músicos tan indomables como los de la escena local.
lunes, 19 de octubre de 2009
Figueroa Sancha miente
Figueroa Sancha miente
Contestación a entrevista que hizo Gloria Ruiz Kuilan a superintendente, publicada ayer en el Nuevo Día
Primero: no todos eran estudiantes.
Segundo: no todos los estudiantes eran de la FUPI o de la UPR.
Tercero: los estudiantes se fueron porque así lo decidieron en una asamblea que se celebró en medio del expreso. Otro grupo, el cual no estuvo de acuerdo con decisión de la mayoría, decidió quedarse y no fue sino gracias a la intervención de Rafael Cancel Miranda que cambiaron de opinión.
Así lo atestigua toda la prensa, aquí sólo un ejemplo:
No fue hasta que Cancel Miranda se dirigió a los manifestantes a través de un megáfono que los estudiantes transigieron y cruzaron la valla que divide la autopista para ocupar los carriles que van de San Juan a Caguas despejando ese lado de la vía.
"Ustedes se han dado a respetar... vamos a caminar y vamos a resolver esto porque aquí no estamos resolviendo nada. Vámonos de aquí. Yo voy al frente con la frente en alto", dijo Cancel Miranda.
Quinto: la prensa estaba tranquilamente haciendo su trabajo, incluso disfrutando de estar allí ejerciendo su labor. Que pregunten a Julio Rivera Saniel o a Ana Teresa Toro si en algún momento se sintieron intimidados.
Por último:
Dónde está la imparcialidad, dónde está la otra parte, la versión de los estudiantes o de cualquiera que allí haya estado.
La marcha y el bloqueo
En octubre de 1968 se comenzó la construcción de la primera autopista de peaje: la Autopista Las Américas, PR-52, de San Juan a Ponce. La Ley Número 118, del 9 de diciembre de 1993, denominó esta vía como Autopista Luis A. Ferré.
PR-18 begins from PR-22
This short segment connects PR-52 to PR-22 and makes intersections with PR-17 (Ave. Piñero), PR-23 (Ave. Roosevelt), which grants access to Plaza Las Américas (the largest shopping mall in the Caribbean), Ave. Domenech (access to Parque Luis M. Marín). It is mostly 4-lane in each direction.
- Wikipedia
De camino vi tantas vitrinas desprotegidas que quedaron intactas a nuestro paso, escaparates donde descansaban contentos autos de lujo o muebles de miles de dólares...Pero todo el mundo espera, nadie quiere ser el primero en tirar la piedra.
Pasamos frente a una fila de no sé qué división represora que protegía el Departamento de Educación. En algunos chalecos anti bala podía leerse "División de Arrestos", en otros "SWAT" y los demás simplemente no decían nada: uniformados de negro con granadas de gas colgando de sus pechos, rótenes larguísimos y hasta una mujer vestida de militar y sin ninguna identificación. Y como siempre la gente sabe más de leyes y derecho que los oficiales, no faltó quien les recordara, señalándolos a la cara, que es ilegal no tener la placa a la vista. Así iba un estudiante de la UPR, apuntándoles a la cara con su dedo índice, uno a uno, frente a frente y mirándolos a los ojos les decía:
¿Y tu placa, dónde está tu placa? Y luego al supervisor: ¿dónde están las placas de sus oficiales, usted sabía que eso es ilegal?.
El supervisor mandó a retirar a la línea de oficiales que era una mezcla extraña de agentes de la fuerza de choque, el SWAT y lo que sólo podemos presumir que sean mercenarios. A regañadientes volvieron y se metieron al sótano de donde salieron, el oscuro estacionamiento del edificio de D.E.
De camino también se hicieron muchos grafitis, incluso en restaurantes, edificios de viviendas, concesionarios de auto y todo mural con espacio en blanco fue garabateado, en ocasiones bajo la mirada pasiva de la policía estatal.
Al llegar a Plaza me sorprendió ver que allí también había ventanas de cristal accesibles e intactas. Y tal como lo temía, al acercarme a la tarima de Todo Puerto Rico por Puerto Rico escuché la música, estridente, con ese calor, y la bebe lata, los bailes y demás gestos políticamente nulos...
"Es hora de partir, caminar hasta la estación de tren más cercana, llegaré a tiempo para el noticiario y ver a Rodríguez-Ema sonreír complacido".
Sin embargo, antes de irme, la situación tomó un nuevo giro. Una llamada telefónica me alertó: "en las noticias están enseñando a unos policías dando macanazos a unos estudiantes que quieren tomar el expreso, ¿tú estás ahí?"
Era mi compañera desde el apartamento, enterándose antes que yo de lo que sucedía exactamente sobre mi cabeza, a la altura del expreso Las Américas. Fuimos hacia allá, el estudiante de la UPR estaba conmigo, y al subir nos encontramos con una autopista desolada de autos y llena de jóvenes que la habitaban como a una playa: sentados o acostados sobre la brea, que gracias a varias nubes se mantuvo tibia, mientras otras corrían de lado a lado con sus bicis. Pero la mayoría estaba alerta y a la menor sospecha de que un auto fuese a quebrar el nuevo orden que allí se impuso, se activaban a defenderlo. Ese territorio fue ganado y defendido hasta las últimas consecuencias. La regla era sencilla: simplemente por aquí no pasa nadie hasta que nos dé la gana.
Claro que cuando te percatas que en tu frente y a tu espalda tienes sendas filas de hombres de más de seis pies armados, y en los laterales sólo hay precipicios, las cosas se complican un poco. Estábamos en medio de un desierto de cemento y brea en el que las dos filas de la fuerza de choque sólo tenían que decidir ir hacia el frente, al mismo tiempo, para aplastarnos. Surgieron entonces varias opiniones sobre cómo lidiar con la situación, y en lo que se dilucidaba cual iba a ser la acción a seguir, se quemaron algunas gomas, se lanzaron piedras y botellas a los oficiales y sus patrullas y otros pocos aprovecharon la coyuntura para embriagarse.
Pero lo de la bebeera era lo más que podía esperarse, lo menos sorprendente. Aparte de eso, todo lo acontecido a la altura del expreso resultó ser totalmente impresionante: la espontaneidad, la no dirección, la alta participación, trabajadores haciendo caso omiso a sus conservadores líderes sindicales, la fuerza de choque cediendo ante la postura firme de los desobedientes civiles...
¡Había fuego en medio de la autopista!
Caras tapadas dispuestas a todo, incluso a marchar hasta la Fortaleza o el Capitolio. Hasta se celebró una asamblea de pueblo donde entre marchar hacia el Capitolio, la Fortaleza o la UPR, la última opción fue seleccionada democráticamente por evidente mayoría. Pero hubo muchos que no quisieron marcharse y no fue sino gracias a la intervención de Rafael Cancel Miranda que la gran mayoría siguió adelante hasta llegar nuevamente al punto de partida, los portones cerrados de la UPR. Allí, bajo la lluvia y luego de debatir por un rato, decidimos irnos a nuestras casas, victoriosos y sin olvidar que ese fue sólo el comienzo de una intensa lucha que no parece que vaya a parar hasta llegar a las últimas consecuencias.
*Las demás fotos fueron tomadas por Joel Cintrón Arbasetti
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